El pueblo Maya poseía uno de los libros más importantes y misteriosos de la tierra el Popol Vuh, este contiene la tradición, creencias y conocimientos ancestrales de esta cultura. En este artículo, vamos a intentar conocer los secretos y misterios que guarda este libro sagrado.
Historia del Popol Vuh
El Popol Vuh, es la recopilación de las narraciones, leyendas y saberes de la antigua cultura prehispánica Maya (Quiché o k’iche’), establecida territorialmente en lo que hoy en día conocemos como Guatemala.
Su contenido relata el origen del mundo, la creación del hombre y su destrucción, los extraños fenómenos que aparecen en la naturaleza de donde extraían sabiduría, la observación de los astros como método predictivo; así como también la similitud y conexión del ser humano con otras antiguas culturas. El Popol Vuh, muestra sobre todo narraciones legendarias espirituales de la propia existencia y el contacto con los dioses.
Existen referencias que durante las décadas inmediatas a la conquista española, en la localidad de Santa Cruz de Quiché (ciudad fundada por los españoles para sustituir a Q’umar Ka’a capital del reino antiguo Quiché) los nativos nobles como Juan de Rojas y Juan Cortés últimos sucesores del linaje de esta cultura, fueron llevados a recibir educación.
Los evangelizadores fueron los que lideraron el proceso de enseñanza lectura y escritura en el idioma latín a estos nativos, donde les enfatizaban a esta cultura que era importante que dejaran transcrito sus antiguas historias para así preservar sus tradiciones e idioma.
Es así, que entre los años comprendidos entre 1554 y 1558 fue redactado el manuscrito original por parte de un nativo, que plasmó en papel las historias y leyendas ancestrales de su pueblo que eran recitadas en Quiché por un anciano Maya. Se desconoce la identidad del autor del texto original, sin embargo se asegura que este era originario de esta cultura. Asimismo, se tiene existencia de otros manuscritos similares que describen tanto en Quiché como en latín la misma tradición cultural.
No fue hasta el año 1702, que él Fraile Francisco Ximénez cura de la Iglesia de Santo Tomás de Chichicastenango, decide transcribir el contenido del manuscrito original siendo este la derivación del libro Popol Vuh como lo conocemos hoy en día.
El Popol Vuh consta de 56 folios (112 páginas) de papel europeo y tinta en color ocre, está cuidadosamente organizado en dos columnas que derivan a los dos idiomas del cual fue plasmado el libro, del lado izquierdo el texto en Maya Quiché y del lado derecho en español. La intención del Fray, era presentar ambas versiones en forma paralela.
Los documentos elaborados por Ximénez se mantuvieron en el Monasterio de Santo Domingo hasta 1830, que posteriormente fueron transferidos a la Academia de Ciencias de Guatemala.
Es así, como en un viaje a Guatemala en el año 1854 el austriaco Karl Scherzer se identificó con varios de los escritos del padre, llevándose una copia de los textos a Europa. Posteriormente en Viena año 1957, haciendo referencia a los textos de Ximénez publicó “Las historias del origen de los indios de esta provincia de Guatemala”.
En ese entonces, el novelista y clérigo francés Charles Étienne Brasseur de Bourbourg se encontraba por un viaje en Guatemala, descubrió igualmente el escrito de Ximénez que se llevó posteriormente a París. Más tarde en 1867 publicó un volumen traducido al francés con el título: Popol Vuh. Le livre sacré et les mythes de l’antiquité américaine.
Cuando el escritor francés falleció en 1874, toda su colección incluido el manuscrito de Ximénez fue posteriormente vendido por sus herederos a Edward Ayer. Quien más tarde donó la colección junto con otros documentos, a la Biblioteca Newberry de Chicago, Illinois, Estados Unidos.
Es importante destacar, que la denominación Popol Vuh se le debe al religioso francés, ya que con este nombre se le conoce desde mediados del XIX. Desde entonces, muchos estudiosos de diferentes países como Guatemala, México, Estados Unidos, Europa y Asia se han interesado en publicarlo.
En la actualidad hay versiones del Popol Vuh en más de veinte idiomas incluyendo el de origen (Quiché). Una de las versiones más demandada ha sido la versión moderna de Adrián Ricino, de la cual nada más en México se han impreso alrededor de 500 mil ejemplares del Popol Vuh.
Origen de los relatos
La obra escrita en el tiempo colonial por el Fraile Ximénez en dos idiomas Maya Quiché y español, es la primera referencia conocida que se tiene del Popol Vuh. Los primeros estudiosos que estuvieron interesados en el Popol Vuh, presumían que el manuscrito original utilizado por el Fray, había sido escrito por un nativo en lengua Quiché con algunos datos en idioma latín, reuniendo así la tradición de estudios impartida por los evangelizadores a los nativos en durante los siglos XVI y XVII.
Asimismo, es importante destacar que la mención en este libro de la existencia de nativos relacionados a la nobleza de esta cultura que estuvieron presentes en esos siglos anteriormente mencionados, muestra que el Popol Vuh no únicamente engloba tiempos ancestrales prehispánicos sino también el tiempo posterior a la conquista española.
Algunos investigadores como René Acuña, han debatido acerca de la autenticidad de la información en el Popol Vuh. Consideran que el compendio de este libro tiene concepciones similares a la cultura occidental. Además, señalan que el Fray redactó este escrito infundiendo sus creencias religiosas cristianas – católicas, dada la similitud del texto con el contenido de la biblia.
Para respaldar su teoría se funda en las faltas de transcripción que el fraile ejecutó al traducir el texto original, revelando en él la falta de dominio y conocimiento del idioma Maya Quiché. En base a esto, el investigador señala lo siguiente:
«Si la veracidad con la que Ximénez escribió e interpretó el texto Quiché fuera el criterio para fundar la verdad del Popol Vuh, sería necesario declararlo inmediatamente falso…
Dada la imposibilidad de llevar a cabo un examen detallado de las traducciones de Ximénez del Popol Vuh, tendré que limitarme a decir que son desiguales y muy infieles, y que Ximénez prescindió traducir un alto porcentaje del texto.
Mi evaluación se basa en el análisis comparativo y meticuloso que hice de las 1.180 primeras líneas de Popol Vuh con las dos versiones en español elaboradas por el fraile. Pero mi propósito no es desacreditar la competencia lingüística de este clérigo, sino demostrar que, con poco conocimiento del idioma Quiché que tenía, es natural que desfigurara el trabajo copiándolo».
Por tal razón, existen las interrogantes de si el contenido del Popol Vuh es original de esta cultura, ya que solo se cuenta en el presente con el documento que fue redactado por el clérigo cuyo dominio del idioma Maya Quiché es puesto en duda. De la misma forma, otro investigador en este caso John Woodruff, concluye lo siguiente:
«Ximénez no tiene una relación suficientemente establecida con el texto… y sin refutar lo que pudiera ser un discurso de un nativo original, al menos se puede establecer que algunas de las ideas sujetas en el primer folio no pueden identificarse completamente de origen indígena».
Por otra parte, el investigador Canto López, comenta que:
“es factible debatir acerca de la existencia de un texto único de origen prehispánico, por lo que se considera lógico que haya sido redactado con sustento de las historias contadas”.
La semejanza del Popol Vuh y la biblia hace reflexionar a algunos investigadores, que sostienen que la redacción de este manuscrito estuvo influenciada por las creencias del padre Ximénez, con algunas características agregadas de la cultura Maya. No obstante, algunos arqueólogos han trabajado por encontrar rastros en los códices Mayas la narrativa del Popol Vuh.
Descubrimiento de mural del Popol Vuh en El Mirador
El 7 de marzo del 2009 se dio a conocer el sorprendente descubrimiento del lugar arqueológico El Mirador, donde se encontró un mural en la ciudad más grande edificada por la prehispánica cultura Maya en San Andrés, Peten – Guatemala.
Un grupo de arqueólogos dirigidos por el estadounidense Richard D. Hansen de la Universidad Estatal de Idaho, descubrió un mural cuya construcción data de alrededor unos 300 a. C. El mural contiene alrededor de 4 metros de largo y 3 metros de altura, construido en piedra caliza y estuco.
El mismo maravillosamente muestra a los dioses gemelos Ixbalanqué y Hunahpú (personajes importantes del Popol Vuh), nadando en un río tratando de encontrar la cabeza decapitada de su padre Hun Hunahpú (quien fuera engañado por los dioses del inframundo), ante la presencia de monstruos celestiales.
La narrativa que cuenta este hallazgo hace demostrar el conocimiento de la historia de los gemelos por parte la cultura maya, dando credibilidad a lo ciertamente transcrito por el Fray Ximénez en el Popol Vuh; confirmando así la originalidad de la creación divina de la civilización prehispánica Maya.
Hay algunos descubrimientos antiguos que guardan una estrecha relación a este manuscrito el Popol Vuh, son los murales en San Bartolo y la Piedra de Nakbe, que describen parte de esta historia. Estos se encuentran ubicados en las ciudades cercanas al hallazgo del mural de El Mirador.
Contenido
El Popol Vuh, libro sagrado de los Mayas Quiché. Está estructurado por un conjunto de historias y relatos míticos, que describe desde la creación del universo hace miles de millones de años atrás, y terminando con la reseña histórica de hechos coloniales que ocurrieron en Guatemala a mediados del siglo XVI, en relación a la cultura Maya Quiché.
En relación a los personajes del Popol Vuh, primeramente se hace alusión a las acciones y hazañas de los dioses, seguido en un espacio de lugar y tiempo diferente se hace referencia de los hombres que poblaron la tierra; en el se menciona el origen de los primeros hombres, los antiguos gobernantes de los Mayas y personajes españoles involucrados a la conquista colonial y religiosa durante esa época.
Síntesis
A continuación, haremos un resumen de cada uno de los relatos míticos e historias que engloban al Popol Vuh, de acuerdo a la relación espacio y tiempo del desarrollo de este.
Creación
En el principio de los tiempos cuando no existía el cielo y la tierra, reinaba la oscuridad, el silencio y la tiniebla. El gran creador padre de la sabiduría la serpiente cubierta de plumas, la madre y otros seres celestiales, crearon el agua y sobre esta empezaron a formar la vida.
El gran dios Hurakán corazón del cielo, creó los truenos que generaron en el caos los bosques y la naturaleza. Seguidamente, Gucumatz el dominador era la gran serpiente verde y azul cubierta de plumas, uno de los seres superiores más sabios utilizó la palabra para crear el día en las tinieblas y la aurora que formaría al hombre.
Antes de que los dioses crearon al hombre, llegaron a la conclusión de que les enseñaron a sembrar, crear la luz y a tener inteligencia; como también se les enseñaría a tener devoción hacia sus creadores. Por ello, los dioses a través de la palabra retiraron el agua y juntaron la tierra, formaron las montañas, los ríos y los animales.
Hurakán el dios que engendra, habló y creó a los animales guardianes de los bosques y les otorgó la capacidad de fecundar. Cuando los dioses le pidieron a los animales que hablasen y proclamasen el nombre de sus creadores para obtener poder, estos no pudieron y solo hicieron ruidos. En consecuencia, los animales fueron condenados convirtiéndose en carne y alimento para el futuro hombre.
Los dioses mediante la palabra y el barro crearon y moldearon al hombre. El primer hombre carecía de movimiento, inteligencia y fuerza, estaba vacío por dentro y murió ahogado. En consecuencia, los dioses deshicieron su creación e intentaron nuevamente crear al hombre, pero esta vez dotándolo de inteligencia para que al fin este pudiera dar alabanzas hacia sus creadores.
Los ancianos Ixpiyacoc e Ixmucané abuelos del sol y el padre de la luz. Fueron llamados por los dioses para crear al hombre con inteligencia, es así que mediante la madera crearon al hombre; su creación podía hablar, tenían inteligencia y fueron capaces de reproducirse. Sin embargo, con el tiempo los dioses se dieron cuenta que estos carecían de sentimientos, eran seres muy fríos e incapaces de cumplir con la voluntad de los dioses.
La creación del hombre había salido mal una vez más. Es por ello, que los dioses decidieron nuevamente sacrificar al hombre, para ello levantaron una enorme inundación. El dios Hurakán creó entonces un enorme diluvio, que a su vez generó una extraña resina que descendía del cielo.
La resina era un pájaro similar a un águila, este era el dios Xecotcovach quien le sacó a todos los hombres de madera sus ojos. Seguido, dios Camalotz y/o Camatoz los decapitó, Cotzbalam devoró sus carnes, Telumbalan trituró sus huesos convirtiendo estos en polvo a aquellos hombres que no reconocieran quienes eran sus creadores.
Los hombres de madera sobrevivientes fueron condenados y la naturaleza empezó a hablarles, los perros estaban enfadados con ellos por no alimentarlos y las piedras por golpearlas; es así, como aquellos últimos hombres perdieron la mente y se convirtieron en los simios, un modelo fallido similar a lo que sería más adelante el futuro hombre.
En todo este proceso de creación y destrucción, apareció un ser que se hacía llamar Vukub Kaqix quién vio en estas creaciones fallidas el verdadero poder de seres sobrenaturales. Por ello, Vukub Kaqix decidió ser el sol, la aurora, la luna y la luz que guiaría a estas criaturas no queridas.
Sin embargo los dioses sabían que Vukub Kaqix no era nada de lo que trasmitía; sino que era una falsa luz que guiaba a los seres para que lo siguieran en su propósito. He aquí el principio de la lucha entre el bien y el mal, y la posterior muerte de Vukub Kaqix el dios de la falsa luz, por parte de dos jóvenes dioses llamados Ixbalanqué y Hunahpú.
Los jóvenes dioses se percataron la inmoral actitud vanidosa de Vukub Kaqix, por lo que decidieron enfrentarlo. Este tenía dos hijos Zipacná y Cabrakán los creadores y destructores de las montañas, que más adelante Ixbalanqué y Hunahpú también les darían muerte.
Un día Ixbalanqué y Hunahpú espiaban a Vukub Kaqix mientras este se deleitaba con los frutos de su árbol, es allí donde Hunahpú le dio con una cerbatana un fuerte golpe en su boca provocando igualmente una caída al suelo. Cuando Hunahpú se acercó para acabar con él, Vukub Kaqix se levantó y le arrancó fuertemente el brazo.
Herido por el brutal golpe el dios malvado escapó a su casa, allí colocó en las brasas el brazo arrancado hasta que lo vinieran a recuperar. En consecuencia, Ixbalanqué y el herido Hunahpú pidieron consejo a los grandes dioses; que eran representados por seres blancos y muy viejos, estos se hacían llamar Zaquiminac y Zaquimazis.
Los ancianos y dos los jóvenes se dirigieron a la casa de Vukub Kaqix, quien dormía en su trono. Cuando se acercaron vieron que Vukub Kaqix se quejaba mucho del dolor en sus dientes, los ancianos le ofrecieron curar sus males y sacarle los gusanos de los dientes; por ello les engañaron diciéndole que al quitarle los dientes de dios lo sustituirán por dientes de hueso. Durante la operación sus dientes fueron sustituidos por granos de maíz, y las dos piedras preciosas que este poseía en la parte interna de sus ojos le fueron sustraídas.
Al acabar la operación Vukub Kaqix se sintió aliviado y recuperado. Sin embargo, este notó que las piedras de sus ojos y sus dientes les fueron arrebatados. Fue aquel sentimiento de perder sus riquezas lo que le llevó a él y su esposa Chimalmat a la muerte. Finalmente, Hunahpú pudo recuperar su brazo y cumplieron con la palabra de Hurakán el corazón del cielo.
Apenado por la muerte de sus padres Zipacná hijo mayor de Vukub Kaqix, se encontraba en la orilla de un río donde vio a 400 jóvenes arrastrando trozos de un árbol para crear una enorme casa, Zipacná se acercó a ellos y les preguntó que si necesitaban ayuda.
Los jóvenes le pidieron que si podía traerles el tronco central del gran árbol, para poder hacer el pilar de aquella enorme casa; Zipacná aceptó. Cuando terminó la tarea, los jóvenes le pidieron a Zipacná que si mañana podían volver para ayudar moviendo otro gran árbol y acabar así la construcción de la enorme casa; Zipacná aceptó.
Zipacná no se había percatado que en secreto estos 400 jóvenes habían ideado todo para matarlo. Por ello, en la noche decidieron cavar una enorme fosa que iba ser utilizada para hacerlo descender y desde arriba tapiarlo con grandes troncos. Al día siguiente Zipacná vio la fosa, y los jóvenes le pidieron descender para seguir cavando. Este descendió con sospecha, por tal motivo comenzó a cavar una fosa lateral a la creada por los jóvenes.
Cuando este ya se encontraba en su interior, los jóvenes le arrojaron árboles violentamente pensando que habían acabado con la vida del creador de montañas; acto seguido celebraron dicha «muerte». Al tercer día estando los jóvenes muy embriagados Zipacná sale del foso aplastando a cada uno de ellos, aquellos jóvenes se convirtieron en estrellas llamadas Pléyades.
Molestos por lo sucedido con los jóvenes, Ixbalanqué y Hunahpú deciden acabar con él; es por ello que idean un plan construyendo un cangrejo gigante falso que esconden en la gruta de la montaña Meauán. Posteriormente, los jóvenes convencen a Zipacná de ir hacia la gruta donde es devorado por el cangrejo; finalmente Zipacná el constructor de montaña se convierte en piedra para siempre.
En ese momento, el gran dios Hurakán desciende de un rayo y le pide a los hermanos dioses acabar con el último hijo de Vukub Kaqix, Cabrakán. Entonces, estos fueron en búsqueda de esté que fue encontrado destrozando grandes montañas.
Los hermanos no se identificaron, solo le dijeron que estaban buscando pájaros en las montañas y que habían encontrado un nido en una montaña cercana a un gran precipicio. En consecuencia, le pidieron ayuda a Cabrakán para que derribar esa montaña; y este aceptó.
Al llegar a la montaña Cabrakán la destruye, para hacer camino hacia el nido de pájaros. Una vez ubicado esté, los dos jóvenes con sus cerbatanas matan a los pájaros donde luego hacen una hoguera para asarlos. Uno de los pájaros fue frotado con un veneno de la tierra que quitaría a Cabrakán el poder de romper montañas, cuando este se lo comió perdió todas sus fuerzas; y los dos jóvenes lo ataron y desmembraron, dejando sus restos enterrados.
Historias de Ixbalanqué y Hunahpú
Los padres de Ixbalanqué y Hunahpú, eran Hun Hunahpú e Ixquic. El padre de estos Hun Hunahpú tuvo dos hijos más con Ixbaquiyalo llamados Hunbatz y Hunchouén «los gemelos monos».
Hun Hunahpú y su hermano Vucub Hunahpú jugaban todos los días a la pelota con Hunbatz y Hunchouén, pero los ruidos que hacían con este juego eran muy molestos para los dioses del Xibalbá (inframundo). Estos dioses eran Hun Camé y Vucub Camé, quienes retaron a los hermanos a jugar en el inframundo; reto que era una trampa.
Es por ello, que los señores del inframundo mandaron a la superficie a cuatro mensajeros que llevaban el mensaje del reto hacia los hermanos Hun Hunahpú y Vucub Hunahpú. Ellos aceptaron, se despidieron de su madre Ixmucané y empezaron el camino hacia el Xibalbá.
Cuando descendían encontraron ríos de agua hirviendo con calabazas flotando y ríos de sangre; posteriormente se encontraron cuatro caminos uno rojo, uno negro, uno blanco y el último amarillo. Los caminos tenían alma y empezaron hablar, donde el camino negro los convence de que él era el que los llevaría al rey; y así estos aceptaron tomando el camino que los llevaría a las trampas del inframundo.
Al llegar al final del camino visualizaron un trono donde se sentaba un hombre de madera, los dioses de Xibalbá se burlaron de Hun Hunahpú y Vucub Hunahpú; puesto que ellos saludaban al hombre de madera como si se tratase de un verdadero rey, quedando así avergonzados. Los dioses del inframundo, después de reírse de ellos les dijeron que para al día siguiente debían estar preparados para jugar a la pelota; pero que primero debían sentarse en los asientos especiales que les habían preparado.
Estos Hun Hunahpú y Vucub Hunahpú inocentemente se sentaron ante la mirada burlesca de estos reyes, esta acción les provocó daños ya que los asientos eran de piedra caliente. Seguidamente, los señores de la noche les dijeron que se fueran a dormir ya que al día siguiente era el día del juego. Estos a su vez, le entregaron un palillo impregnado con resina y un cerillo, que debía ser devuelto intacto la mañana siguiente.
Este lugar tenebroso estaba dominado por un clima totalmente frío, motivado a ello los hermanos utilizaron los objetos que le habían entregado los señores del inframundo. Mientras estos dormían, los dioses del inframundo planeaban el asesinato perfecto de estos durante el juego delante de todos los invitados.
Al siguiente día Hun Camé y Vucub Camé, le pidieron a los hermanos que devolvieran el palillo con resina y el cerillo; pero ellos lo habían consumido. Así es, como los dioses tuvieron la injusta excusa para asesinarlos sacrificándose en nombre de Xibalbá. Durante el acto sus cuerpos fueron enterrados juntos, y la cabeza cortada de Hunahpú fue clavada en un árbol del inframundo.
Al colocar la cabeza en el árbol este comenzó a crear muchos frutos extraños y maravillosos, la cabeza desapareció de entre los frutos; y los reyes y príncipes de Xibalbá quedaron sorprendidos ante este fenómeno. Por lo tanto, se prohibió tomar algún fruto de este árbol, incluso el acercamiento al mismo.
Tiempo después, la princesa Ixquic hija del Rey Cuchumaquic escucho las historias del árbol de frutos prohibidos. Ixquic llegó al árbol y le preguntó a la cabeza si podía tomar uno de sus frutos y si moriría al hacerlo, la calavera incrustada en el árbol le dijo que le daría otra cosa mucho más importante. Esta escupió saliva en las manos de la joven y le dijo que se convertiría en inmortal.
Ixquic llego a casa y percibió que las palabras de la cabeza y la saliva que fue puesta en sus manos formarían en su vientre dos hijos, Ixbalanqué y Hunahpú. Al enterarse de ello, los reyes del inframundo le pidieron explicaciones a la joven embarazada. Ella les explicó que nunca había esta con un hombre, pero los reyes no creyeron en sus palabras y decidieron que esta debía ser sacrificada a nombre de Xibalbá por sus mentiras, sacando su corazón y metiendo este un recipiente; los búhos fueron los designados para cometer este acto.
Por tal motivo, la joven Ixquic ideó un plan en el que en vez de colocar su propio corazón en el recipiente pediría la salvia roja al árbol prohibido. Este puso su salvia en el recipiente que posteriormente se endureció y se asemejo muchísimo a un corazón sólido, sangre de dragón fue llamado este contenido.
Los búhos hicieron caso a la joven de entregar ese recipiente que contenía la sangre de dragón, ya estos no querían asesinar a la joven. Entonces, los búhos cumplen con entregar a los reyes del inframundo este recipiente, donde estos complacidos por la acción decidieron arrojarlo al fuego finalizando con el ritual de sacrificio.
El corazón al arder comenzó a emitir un perfume que sorprendió a todos, dejando a los reyes del inframundo momentáneamente petrificados. Acto que aprovechó la joven para escapar junto con sus aliados los búhos del tenebroso mundo de Xibalbá.
Ixquic llegó a casa de la madre Hun Hunahpú y su hermano Vucub Hunahpú, relatando lo sucedido y de su estado próximo a dar a luz. Asimismo, le relató lo que realmente le había pasado a sus hijos; donde le asegura que estos no estaban muertos sino que se habían vuelto más ilustres y que todo Xibalbá lo sabía.
Ixmucané enfadada con la joven al creer que está le mentía, le propone la tarea de encontrar alimentos y provisiones, con la finalidad de ver si podía confiar en ella. La joven enseguida salió a buscar lo solicitado, en su búsqueda solo encontró una planta de maíz. Al no saber qué hacer, optó como último recurso invocar a los dioses de las cosechas.
Así pues, que al arrancar con suavidad la planta de maíz esta se multiplicó mil veces y con ayuda de algunos animales pudo cargarla hasta la casa de la anciana. A partir de ese momento, la anciana supo que la joven le decía la verdad y que la misma portaba en su vientre los hijos de Hun Hunahpú.
La princesa Ixquic por fin una mañana da a luz a sus hijos Ixbalanqué y Hunahpú. Sus hermanos Hunbatz y Hunchouén estaban celosos de ellos y los veían como rivales, estos les deseaban hasta la muerte. Ixquic al observar que ella y sus hijos no eran muy bienvenidos a la familia, está decide llevarlos a la montaña, donde crecen haciéndose muy fuertes y sabios.
El trato de sus hermanastros con ellos no era muy grato, por lo que un día Ixbalanqué y Hunahpú deciden vengarse por tanto desprecio. Ellos invitaron a sus hermanos a cazar y cuando estaban en el bosque les piden a sus hermanos Hunbatz y Hunchouén que suban a un árbol; cuanto se suben al árbol, Ixbalanqué y Hunahpú utilizan sus poderes haciendo crecer a una altura gigantesca el árbol, haciendo que sus hermanastros no pudieran bajar. Es así, como estos fueron convertidos en monos, derrotando sus celos y envidias.
La abuela al enterarse se molestó muchísimo, por lo que le pidió a sus nietos Ixbalanqué y Hunahpú, que revirtieran el efecto. Ellos le contaron que solo tenían cuatro oportunidades para volverlos nuevamente humanos, a través de un encantamiento llamado Hunahpú Qoy.
El Hunahpú Qoy consistía en tocar una flauta para que ellos vinieran bailando, y que nadie debería burlarse de ellos. Ellos tocaron la flauta y sus hermanos regresaron danzando, la anciana al ver a sus nietos convertidos en mono se burló de ellos a carcajadas. Esto fue realizado tres veces, al cuarto intento los hermanos monos jamás regresaron y vivieron para siempre en los bosques. Así pues, Ixbalanqué y Hunahpú le dicen a su abuela que ahora ellos eran los hijos simbólicos en honor a la memoria de sus hermanos mayores desaparecidos y convertidos en bestias.
Ixbalanqué y Hunahpú decidieron hacer trabajo de campo y siembra, su abuela les haría la comida si lo lograban. Ellos usaron sus poderes para limpiar y despejar el campo sin ningún tipo de esfuerzo, y a su vez colocaron un pájaro como guardia para que les avisasen si su abuela se acercaba; los hermanos antes de ir a casa se ensucian con barro para parecer que habían trabajado arduamente en el campo.
Al siguiente día, al llegar al campo se habían percatado que este había sido destrozado por alguien y lo volvieron a limpiar. De acuerdo a la información suministrada por el pájaro que estaba de guardia, este les señala que los destructores del campo eran unos animales del bosque.
Es por ello, que en la noche siguiente se deciden a atrapar a dichos animales, que logran escapar menos uno “la rata”. Cuando la iban a quemar, esta comenzó a dialogar con ellos; suministrando información de valor acerca de su familia. Ella les cuenta que su abuela tenía en casa las armas y objetos (como la pelota) de su difunto padre y tío.
Ixbalanqué y Hunahpú aprovecharon la ausencia de la abuela y su madre cuando estas buscaban agua al río, para buscar en la casa dichos objetos. Después de revisar todo logran recuperar los escudos, las armas y la famosa pelota de su padre y tío, posteriormente estos deciden esconder todas estas cosas en un camino.
Llenos de alegría estos hermanos se fueron a jugar a la pelota lejos de su madre y su abuela. Entonces, es donde vuelve a repetirse la historia. Los dioses de Xibalbá se preguntaron ¿quiénes son esos que juegan tan bien a la pelota y por qué hacen tanto ruido?.
Los reyes del inframundo decidieron entonces a desafiar a este par, con la finalidad de asesinarlos por el ruido molesto que producían. Para ello, los mensajeros del inframundo fueron enviados a la casa de la abuela, anunciando que en siete días Ixbalanqué y Hunahpú debían bajar al inframundo para jugar a la pelota; orden dada por los reyes del inframundo.
La Abuela al recibir el mensaje se entristeció muchísimo y no tuvo la fuerza suficiente para contárselo a sus nietos. Por ello, mandó a un piojo para que fuera con el mensaje. El piojo fue devorado por un sapo, el sapo por una serpiente, la serpiente por un pájaro bac que podía andar más rápido para encontrar a estos hermanos. Cuando el pájaro llegó salieron los demás animales de su cuerpo siendo el último el piojo, que empezó a relatar el desafío impuesto por los reyes de inframundo.
Estos jóvenes llegan a la casa de su abuela, donde se despiden de ella y su madre. Acto seguido, plantan en el medio de la casa dos cañas, y señalan que si estas en algún momento se marchitan era señal de que ambos habían fallecido durante el viaje.
Los hermanos iniciaron su camino para descender al inframundo, con sus cerbatanas y la pelota de juego de su padre. Llegaron a la montaña, los ríos de sangre y a la cueva de los 4 caminos. En vez de tomar una dirección, invocaron a la mosca chan y le dijeron que entrase a los caminos y picase a los dioses del inframundo.
La mosca entró en el camino negro y mordió al hombre de madera que estaba sentado en el trono, este ser no reflejo queja alguna. Después pico al rey del inframundo Hun Camé, y este se quejó de la picadura; su hermano Vucub Camé le preguntó qué te ha picado, y este no supo qué contestar. También pico a Cuchumaquic y Xiquiripat, y así fue picando a cada ser que se encontrase reunido en Xibalbá.
Cuando la mosca picaba a los reyes y príncipes, los que estaban a su lado decían su nombre. Así fue, como Ixbalanqué y Hunahpú identificaron a cada uno y las trampas que estos tenían para ellos. A la llegada de los jóvenes al lugar de reunión, Hun Camé y los demás le pidieron que alabaran al hombre de madera que estaba sentado en el trono. Los hermanos sabían ya de la trampa, motivado a que cuando este fue picado por la mosca no hizo demostración alguna de dolor o queja.
Por consiguiente, decidieron no adorarle diciendo que este no era ningún rey, entonces comenzaron a recitar uno a uno todos los nombres de los allí presente; dejando a estos muy sorprendidos. Rechazaron igualmente la invitación de sentarse en los asientos de piedra calientes, y luego se fueron a descansar; algo si tenían seguro estos jóvenes y era de que no iban a caer en las trampas de aquellos reyes.
Luego llegaron a la casa de la oscuridad, y los reyes les dieron el mismo discurso que habían recitado tiempo atrás a su padre y tío; acerca de la resina y el cerillo. Muy ingeniosamente y con suspicacia, estos jóvenes idearon un maravilloso plan para superar esta prueba.
Para simular una llama encendida, usaron encima de la resina las plumas amarillas de guacamayo; y para el cerillo colocaron en su punta una luciérnaga. Los reyes del Xibalbá observando desde la distancia, creían que ya eran vencedores de este desafío por la falta de los jóvenes al utilizar los objetos que se les había entregado.
Al siguiente día, los reyes del inframundo son sorprendidos cuando Ixbalanqué y Hunahpú les devolvían la resina y el cerillo. Inmediatamente, los reyes del inframundo comenzaron a cuestionarse la procedencia de estos jóvenes, ya que era casi imposible que alguien les ganase en sus trampas.
Hun Camé y Vucub Camé, obligaron entonces a los dos hermanos a jugar a la pelota, estos aceptaron el desafío. Sin embargo, estos jugarían con una sola condición “que la pelota a usar en el partido fuera la de ellos”. Los reyes al principio se negaron, pero sus egos les hicieron pensar que esos jóvenes no eran ningún problema y que al final estos igualmente morirían.
Cuando se inició el partido, los jóvenes vencieron en la primera ronda a los reyes de Xibalbá. Los reyes no podían creerlo estaban a punto de perder, por lo que idearon un plan; mandaron a los jóvenes a buscar una serie de flores para por adornar los alrededores donde se producía el partido, sino las encontraban estos perderían.
Procedieron a buscarlas e inmediatamente las encontraron, pero estas estaban resguardadas por un grupo de enormes guardias armados. Inmediatamente se percataron que la orden dada a los guardias era la de asesinarlos.
Ixbalanqué y Hunahpú les dijeron a los guardias que si estos no acataban la orden de asesinarlos, les prometían darle todo el alimento animal que se encontrase en la tierra; los guardias aceptaron. Los jóvenes llamaron a las hormigas para pedirles que buscaran las flores que necesitaban para apaciguar a Xibalbá y así continuar con el partido; inmediatamente las hormigas ubican las flores en la reserva privada de los reyes.
Al día siguiente los jóvenes entregaron todas las flores a los asombrados reyes del inframundo, estos se cuestionan el cómo era posible que constantemente estos jóvenes vencieron todas las pruebas y engaño de Xibalbá; ante esta situación superada se decidió continuar con el partido hasta la mañana siguiente.
En el momento de descanso, los reyes decidieron encerrar a los jóvenes en la casa del frío presumiendo que estos morirían allí debido a las bajas temperaturas; pero para su sorpresa estos ingeniosos jóvenes encendieron antorchas de pino. Después los enviaron a la casa de los tigres feroces, pero los hermanos al compartir con ellos las sobras de su comida; estos no les hicieron daño alguno.
Luego fueron enviados a la casa del fuego suponiendo que estos serían abrasados, los jóvenes resistieron el mismo; ya que por sus venas el fuego corría de nacimiento. Fueron enviados entonces a la casa de los murciélagos, donde moraba el protector Camazotz.
Los hermanos se escondieron dentro de las cerbatanas y pasaron la noche escuchando a los murciélagos, cuando empezó a amanecer Hunahpú asomó su cabeza por el agujero de la misma donde Camazotz le decapitó quedando su cuerpo tendido en el suelo. Seguidamente, Camazotz llevó la cabeza de Hunahpú al lugar del juego y la colocó en el medio del campo.
Ixbalanqué se sintió muy devastado por la muerte de su hermano, por lo que decidió llamar a todos los animales que pudo y les pidió que comieran su debido alimento. Entonces, la tortuga comenzó a comer hierbas cerca del cuerpo sin cabeza de Hunahpú; esta se colocó exactamente donde debería estar la cabeza.
Los dioses mostraron una señal, el dios Hurakán obró el milagro y la tortuga se convirtió en la cabeza de Hunahpú; el inconveniente era que la cabeza tenía algunos rasgos de tortuga. Por consiguiente, Ixbalanqué decidió jugar a la pelota él solo, pero con la ayuda de un conejo que se escondería en un lado del campo. Entonces jugando el partido la pelota estuvo a punto de entrar en el aro, pero el conejo salió al campo donde todos los presentes lo empezaron a seguir para atraparlo.
En ese momento de distracción, fue cuando Ixbalanqué cambio la cabeza de Hunahpú con rasgos de tortuga por la de su hermano que se encontraba clavada en una estaca, a modo de despiste. Ixbalanqué tiro una piedra contra la tortuga rompiéndola en mil pedazos y ganando el juego. Hunahpú volvió a la vida superando nuevamente todas las pruebas de Xibalbá.
Luego, los hermanos llamaron a dos protestas muy sabios de nombre Xulu y Pacam, estos sabios les dijeron que si en algún momento los reyes del inframundo le preguntaban porque siempre superaban las pruebas y nunca morían, ellos tenían que responder “todo se debe a que los brutos no han entrado en conjuración con ellos”.
Entonces allí los de Xibalbá crearían una enorme hoguera para incinerar a los hermanos. Los profetas recalcaron que no se preocuparan por la muerte, que en cambio molieron sus huesos hasta convertirlos en polvo para posteriormente arrojarlo al río; entonces así nacerían. Las palabras de los profetas se hicieron realidad, Ixbalanqué y Hunahpú fueron quemados, pulverizados y revivieron en el agua.
Al quinto día, los jóvenes fueron vistos en el agua pero parecían hombres pez, todos en Xibalbá no podían creerlo por lo que se mandó buscarlos por todo el río. En la mañana siguiente, consiguen a dos jóvenes pobres con un gran parecido al de los hermanos pero estos estaban totalmente demacrados, por lo tanto siguieron buscando no creían que estos fueran Ixbalanqué y Hunahpú.
Estos jóvenes inmediatamente empezaron a bailar, quemaron una casa cercana y al instante la devolvieron a la normalidad. Luego, uno de los jóvenes mató a su hermano y al instante le devolvió la vida; estos hechos mágicos resonaron en todo el inframundo y llegaron a los oídos de Hun Camé y Vucub Camé, quienes querían contemplar tales acciones.
Así es, que los pobres jóvenes fueron presentados ante los reyes de Xibalbá. Ellos inmediatamente les pidieron que bailaran para contemplar sus proezas, Hun Camé le pidió que matasen a su perro y lo revivieran; así pasó. Luego pidió que quemaran su casa y revirtiera el proceso; así paso. Luego le pidió que matasen a un hombre, le arrancaran el corazón y le devolvieran la vida; y así pasó exactamente.
Después pidieron que se matasen a sí mismo, uno de los jóvenes procedió a matar a su hermano desmembrándolo e inmediatamente lo regreso a la vida. Xibalbá estaba atónito contemplando las acciones de estos dos jóvenes y cuestionándose sobre sus dudas. ¿Cómo era posible que esos dos devolvieran a la vida a los seres muertos que vagaban por el inframundo?
Los sacrificios estaban llenando a los reyes de poder, entonces los jóvenes les dijeron a todos los presentes (reyes y príncipes), que podían matarlos a todos y luego traerlos a la vida donde tenían la posibilidad de disfrutar la sensación del renacer. Hun Camé y Vucub Camé aceptaron tal preposición, una vez estos asesinados los jóvenes decidieron no revivirlos causando un total pánico en Xibalbá; y derrotando por fin a los reyes del inframundo.
Los jóvenes pobres y demacrados eran en realidad Ixbalanqué y Hunahpú, después de morir renacieron con enorme poder y superaron todas las pruebas del inframundo; acabando con la vida de los reyes de Xibalbá. Así fue como Ixbalanqué y Hunahpú, honraron las muertes de su padre y tío. Después les prohibieron a todos los príncipes que hicieron mal al hombre en la tierra.
La anciana y madre estaban muy preocupadas por los jóvenes, ya que las cañas que estos plantaron antes de ir al inframundo se habían marchitado; y a su vez estaban emocionadas, porque en las cercanías de las cañas habían surgido de la tierra unas cañas mucho más grandes y vigorosas. Por último, los jóvenes buscaron los restos de su padre Hun Hunahpú y tío Vucub Hunahpú, y los convirtieron en estrellas; formando estos parte de las pléyades.
Creación de los hombres de maíz
Los dioses quisieron crear al hombre pero no sabían cómo hacer su carne. Es por ello, que se dirigen al misterioso lugar de Paxil de K’ayala’ donde se formaron las primeras espigas de maíz amarillo y blanco. El lugar estaba repleto de plantas muy grandes, donde los animales regularmente comían.
Ixmucané decidió moler el maíz amarillo y blanco, y con ello crear nueve bebidas que sirvieron al hombre para crear su carne, fuerza y vigor. Tepeu y Gucumatz se encargaron de darle vida a los primeros seres humanos representados en dos padres y dos madres.
Los nombres de los primeros humanos fueron: para los padres Balam Quitzé y Balam Akab; y para las dos madres Mahucutah e Iqui Balam. Los dioses lo consideraron como seres moldeados como mucha de las creaciones que anteriormente hicieron.
Los cuatros seres creados se parecían a los dioses, podían dialogar, razonar y sentir. Estos poseían una enorme sabiduría, eran considerados como grandes sabios. Un día los dioses le preguntaron a los cuatros lo siguiente: ¿Qué es lo que piensan de ustedes? ¿No escuchan ustedes? ¿No ven ustedes nuestro lenguaje?, entonces los cuatro seres que se encontraban en el cielo junto con los dioses pudieron ver el planeta tierra, las montañas, los ríos y bosques; además de ver lo oculto y lo que estaba más allá de toda la existencia.
Así fue como se les entregó la tierra a los hombres, entonces ellos decidieron rendirles devoción a los dioses por el regalo de la existencia. Los dioses ante esto se asustaron por un momento, vieron que su creación podía ver el todo al igual que ellos; por lo que decidieron acortarles la vista y hacer que vieran solo la superficie del todo.
El dios Hurakán creo una nube que nubló los ojos del hombre para que solo viera lo que tenía cerca, ya que temían que estos se convirtiesen en dioses, así fue como se acorto su sabiduría. Posteriormente, estos fueron enviados a la tierra donde se multiplicaron creando así la humanidad.
La expansión de los cuatros padres de la humanidad, creó nueve grandes tribus y entre ellas la nación Quiché (llamados Mayas en tiempos futuros). También se creó los Talmud, el grupo más antiguo y oculto de todos. Todos ellos se expandieron con rapidez y todos vivían juntos en armonía.
Espera del amanecer y permanencia en Hacavitz
Las tribus esperaban con ansias, la venida de los dioses mirando constantemente al sol y esperando la aurora, los dioses nunca llegaron y decidieron buscarlos en siete cuevas ocultas.
Encontraron a tres dioses llamados Tohil, Avilix y Hacavitz, que posteriormente se repartieron las tribus para que los venerasen. Los dioses a cada tribu les impusieron una nueva manera de comunicarse hablando un idioma diferente al de origen, esto ocasionó que las tribus se distanciaron.
Un día el fuego de los dioses se apagó, haciendo que las tribus vivieran tormentosos días con mucho frío. Es por ello, que la tribu de Balam Quitzé le pidió a su dios Tohil que les diera fuego, realizaron sacrificios para contentar a su dios; y así fue que este les otorgó el fuego.
Días después, un enorme aguacero apagó nuevamente el fuego de la tribu, volvieron a alabarlo con rituales; y Tohil les volvió a dar fuego. Ante la ausencia de fuego en las demás tribus, muchas se acercaron para pedir fuego a las de Balam Quitzé; pero esta no pudo dárselo ya que no entendía su lenguaje.
La tribu de Balam Quitzé quedó asombrada, al no comprender el lenguaje de sus hermanos vecinos. De la noche a la mañana algo les había pasado, algo les habían hecho los dioses.
Es allí cuando desde el inframundo Xibalbá envían a un mensajero, con la finalidad de reunir a los cuatro sabios y hacerles llegar el mensaje de que eran necesarios más sacrificios para que todos pudieran obtener el fuego. Unas cumplieron con la petición y otras como la tribu de los Tzotzil decidió robar el fuego, ellos se oponían a sacrificar humanos; es por ello decidieron usurpar la llama, acción que no consiguieron.
El dios Tohil obligó a las tribus a que hicieran sacrificios, y como parte de ello no únicamente les entregaría el fuego; sino también un nuevo lugar donde podían hacer vida, este lugar estaba más allá donde brillaba la aurora un lugar lejano. Este lugar sería la nueva casa para todas las tribus.
Para llegar al nuevo lugar de la gran montaña, Tohil abrió los mares y la tribu camino por el fondo sobre piedras y arena. Cuando arribaron al lugar este fue llamado Hacavitz y recordaron los nombres de las tribus para que nunca fueran olvidadas. Pero la tristeza fue muy grande para la tribu ya que no tenían nada que comer, mientras esperaban la llegada de la aurora.
Mientras los cuatro sabios decidieron esconder a sus dioses en varios lugares, antes de irse a los bosques para encontrar alimentos. Avilix lo colocaron en un barranco, Hacavitz fue escondido dentro de una enorme pirámide y Tohil dentro de una montaña.
Después de la enorme tristeza que los asolaba las tribus seguían esperando la llegada de la aurora y a la estrella que salía antes que el sol. Después de la aurora, el sol surgió en la tierra secando la humedad y acabando con la oscuridad. Los dioses escondidos Tohil, Avilix y Hacavitz se convirtieron en piedras junto a otros seres mágicos del bosque.
Las generaciones posteriores de las tribus vivieron gracias a las petrificaciones de temibles bestias que se escondían en la tierra, la tristeza de las tribus residía en los hermanos que se quedaron atrás en el camino.
Los 4 sabios visitaban a los dioses petrificados, frente a ellos realizaban rituales de adoración quemando plantas y sacrificando animales. Hasta que un día, los dioses convirtieron en divinidades a estos cuatros que vagarían eternamente por la montaña.
Una aurora surgió en el cielo en la zona donde tiempo atrás vivieron juntos, esa zona seria llamada México en memoria de los hermanos que no pudieron llegar a lugar sagrado. Después de la creación del hombre las generaciones de este se habían agrupados en pueblos pero separados uno de otros.
Los dioses se habían ocultado en la naturaleza dejaron de estar presentes, solo los susurro del bosque o los gruñidos de los animales otorgaban sabiduría y consejo a aquellos hombres que los buscasen.
Una de las tribus con el tiempo se convertiría en los Quichés, tenían problemas con otra tribu que con el tiempo pasarían a llamarse los Poqomanes.
Los Quichés eran los sacrificadores, iban casa por casa eligiendo a las personas para sus sacrificios de sangre, sangre que colocaban en una copa para ofrecerle a los dioses invisibles; los dioses a cambio de esta sangre los protegerían siempre. El pueblo de los Quichés era apoyado por los dioses y estos decidieron ayudarles contra las tribus enemigas.
El tiempo hizo que existieran enormes matanzas entre ellas. Los dioses raptaban a los humanos, regaban el campo con su sangre y colocaban las cabezas en el camino. Los humanos pensaban que eran ataques de animales los que mataban a los suyos, puesto que en esas escenas solo veían pisadas de animales; pero resulta que eran los dioses invisibles quienes mataban a las tribus ayudando a los Quichés.
Con el tiempo los hombres se dieron cuenta de las artimañas de los dioses y decidieron buscarlos, pero existían obstáculos como misteriosas nieblas o lluvias de agua oscura que borraban las huellas de los dioses.
Tohil, Avilix y Hacavitz, en búsqueda de sentir un cuerpo decidieron materializarse con el poder de la roca en tres jóvenes que se bañaban en un lago de la montaña, pero cuando eran observados por los humanos se desvanecían a voluntad.
Los hombres de las tribus enemigas de los Quiché, querían tenderle una trampa a los dioses. Por tal razón, enviaron a las doncellas más hermosas al lago ya que los dioses serían débiles ante tal belleza. Sin embargo, cuando estas se encontraron con los dioses, no se sintieron atraídos por ellas; pero les dieron una prenda ya que ellas necesitaban una prueba del contacto, de lo contrario los señores las matarían.
Las prendas fueron llevadas a los señores de las tribus, uno de ellos al colocarla en su tela los dibujos de animales que esta contenía cobraron vida; entre ellos abejas que picaron a los jefes de las tribus, donde algunos de ellos quedaron ciegos por las picadas. Razón que obligó a todas las tribus enemigas de lo Quiché, a reunirse equipándose con sus mejores armas y armaduras para acabar con los dioses; que tanto sufrimiento causaban.
Los Quichés apoyados por los dioses vivían en lo más alto de una montaña con una poderosa fortaleza. Camino a la fortaleza, los hombres enemigos de la tribu Quiché en el ascenso se durmieron, en ese momento los dioses le robaron todo el metal sus armas, las armaduras, les afeitaban las cejas y la cabeza a todos ellos en señal de burla; Las tribus desnudas tuvieron que retroceder.
Los dioses y lo Quichés aumentaron las fortificaciones, crearon hombres de madera y los vistieron y armaron con todo lo que habían robado. Los Quichés seguidamente pidieron consejo a Tohil, quien desde lo invisible les dijo que no se preocuparan que ganaran siempre cualquier batalla.
Los espías de los señores vieron como los Quichés se habían vuelto muy numerosos, además estos portaban con todo el arsenal que les habían robado. Lo que no sabían era que se trataban de hombres de madera, cayendo en el engaño.
Esto igualmente no les freno para atacarlos, escalaron nuevamente la montaña y se tiraron encima de los Quichés. Alrededor de más de 4000 mil soldados iban a atacarles, cuando los dioses ordenaron a todos los insectos que habían escondido en calabazas huecas que se comieran a su enemigo y lo eliminasen. Así fue, como los Quichés ganaron a todas las tribus; y la montaña con el nombre del dios Hacavitz fue sagrada para las futuras generaciones.
Los líderes Quichés se convirtieron en dioses y ante sus descendientes, desaparecieron en la montaña. Antes de esto el líder Quiché Balam Quitzé dejó a sus hijos el signo de su ser que era un símbolo cosido y tapado llamado la majestad cubierta, para los príncipes este símbolo era uno de los misterios de toda la existencia.
Relatos de migraciones
Al cabo de muchos años los príncipes descendientes Quiché decidieron ir al oriente, cruzando el mar de donde vinieron sus difuntos padres; llegaron a Tula un lugar donde les dieron reconocimiento y un sello llamado el sello real.
Se asentaron en uno de estos lugares lejanos que fue llamado Chi Ixmachi, la gente allí eran reyes nobles sin disputas ni motines; donde reinaba la plena paz entre pueblos. Tiempo después vinieron extranjeros quienes conquistaron gran parte del pueblo Quiché, esto pertenece a la época de la conquista española.
Fundación de Gumarcah y Listado de Generaciones
Con el tiempo surgieron 24 grandes casas y un rey Quiché llamado Gukumatz, este rey pudo reunirlos a todos y construir la fortificación más grande de la tierra junto a la casa de los dioses llamada Gumarcah.
Los pueblos obedecían a su rey no por miedo sino por admiración, ya que pudo tocar a los dioses y convertirse en uno de ellos. Cada siete días ascendía al cielo, 7 días iba al inframundo Xibalbá y cada 7 días se transformaba en diferentes animales mostrando su poder y prodigio.
Su descendencia paso los poderes a sus hijos, quienes también eran considerados seres de celestiales al igual que los dioses. Con el tiempo el pueblo Quiché se hizo extremadamente poderoso, conquisto muchos territorios; y el rey Quiché otorgó paz y prosperidad.
Nació una poderosa creencia religiosa, se hacían rituales constantemente a los dioses. Uno de ellos nos habla del ayuno de 9 hombres por días para mostrar el sufrimiento a los dioses, mientras otros 9 hombres que quemaban incienso constantemente. Luego esto se repetía con 13 hombres en ayuno y otros 13 hombres quemando incienso, ante el dios Tohil y el dios supremo de todo Hurakán.
En el último capítulo del Popol Vuh, se hace referencia a los títulos y nombres de los reyes que gobernaron los territorios Quiché, surgieron cuatro grandes casas y el tiempo borró mucho de sus nombres; muy posiblemente la conquista española alteró toda esta gran nación y acabó con muchos de sus secretos.
Personajes principales del Popol Vuh
Algo muy importante que caracteriza al Popol Vuh, es la cantidad de personajes místicos, guerreros y tenebrosos que participan en las historias y relatos de cada uno de los pasajes de este, entre los principales protagonistas tenemos a:
Hurakán: dios corazón del cielo, reyes de reyes, el creador.
Gucumatz: el dominador, la gran serpiente verde y azul cubierta de plumas. uno de los dioses mas sabios, utilizó su palabra para crear el día en las tinieblas y la aurora que formaría al hombre
Ixbalanqué: dios del sol, la valentía, humildad y determinación, vencedor del mal, hermano gemelo de Hunahpú. Hijo de Hun Hunahpú e Ixquic. Vengó junto a su hermano la muerte de su padre y tío. Igualmente, lucho para proteger la creación del dios creador Hurakán asesinando al dios de la falsa luz.
Hunahpú: dios de la luna, la valentía, humildad y determinación, vencedor del mal, hermano gemelo de Ixbalanqué. Hijo de Hun Hunahpú e Ixquic. Vengó junto a su hermano la muerte de su padre y tío. Igualmente, luchó para proteger la creación del dios creador Hurakán asesinando al dios de la falsa luz.
Ixpiyacoc: anciano sabio da consejo a los dioses sobre la creación del hombre.
Ixmucané: anciana sabia, abuela del el sol y la luz (Ixbalanqué y Hunahpú), madre de Hun Hunahpú y Vucub Hunahpú. Hacedora de las nueve bebidas para la creación del hombre de maíz.
Vukub Kaqix: el dios de la falsa luz, padre de Zipacná y Cabrakán.
Zipacná: el constructor de montaña, hijo mayor de Vukub Kaqix.
Pléyades: seres celestiales, que al morir se transformaron en un cúmulo de estrellas.
Cabrakán: el demoledor de montañas, hijo menor de Vukub Kaqix.
Hun Hunahpú: dios de la fertilidad y del juego de pelota, padre de Ixbalanqué, Hunahpú, Hunbatz y Hunchouén. Hijo de Ixmucané. Sus hijos Ixbalanqué y Hunahpú lo convirtieron en pléyades, al rescatar su cuerpo del inframundo.
Vucub Hunahpú: jugador de pelota, hermano de Hun Hunahpú. Hijo de Ixmucané. Tío de Ixbalanqué, Hunahpú, Hunbatz y Hunchouén. Sus sobrinos Ixbalanqué y Hunahpú lo convirtieron en pléyades, al rescatar su cuerpo del inframundo.
Ixquic: hija del Rey Cuchumaquic, madre de Ixbalanqué y Hunahpú.
Hun Camé: dios de la muerte, rey de Xibalbá. Hermano de Vucub Camé.
Vucub Camé: dios de la enfermedad, reina Xibalbá junto con su hermano Hum Camé.
Xibalbá: inframundo.
Balam Quitzé – Balam Akab: forman parte de los primeros hombres en la tierra, padres de la humanidad, inteligentes, sabios, fuertes y agradecidos.
Mahucutah e Iqui Balam: forma parte de un de los primeros hombres en la tierra, madres de la humanidad, inteligentes, sabias y agradecidas.
Tohil: dios del fuego y la guerra.
Avilix: diosa de la luna y la noche.
Hacavitz: dios del fuego.
Gumarcah: el reino mas grande creado por el rey Gucumatz de los Mayas Quichés.
Fragmentos del Popol Vuh
El Popol Vuh, generalmente relata la historia mística de como fue creado el mundo y el hombre, del como coexistieron los seres superiores con el hombre y sobre el destino final de ambos. El Popol Vuh ademas de ser una leyenda fue una profecía para toda esta cultura.
Creación del mundo y los primeros intentos por crear a los hombres
La primera parte del Popol Vuh, relata la todos los fenómenos que intervinieron para creación de la tierra; y de los varios intentos de los dioses por crear un ser sabio cercano a ellos, capaz de causar devoción a todos los dioses. A continuación un fragmento del texto:
«Primero se originaron la tierra, las cordilleras y los valles; se dividieron los caudales de agua, los manantiales se fueron corriendo libremente entre las colinas, y las aguas quedaron divididas cuando aparecieron las altas cordilleras.
Así fue la creación del mundo, cuando fue creada por el Corazón del Cielo, el Alma de la Tierra, que así son llamados los que primero la fertilizaron, cuando el cielo estaba en silencio y la tierra se hallaba hundida dentro del agua.
De esta manera se completó la obra, cuando la hicieron después de idear y reflexionar sobre su acertada terminación.»
Los dioses gemelos: Hunahpú e Ixbalanqué
La segunda parte del Popol Vuh, narra el nacimiento y las proezas de estos hermanos que vencieron a los reyes del inframundo, haciendo de ellos unos seres más sabios con poderes sobrenaturales; convirtiéndose finalmente en dioses. He aquí un fragmento del Popol Vuh acerca de su nacimiento:
«Cuando llegó el día de su nacimiento, dio a luz la joven que se llamaba Ixquic; pero la abuela no los vio cuando nacieron. En un momento eran dados a luz los dos niños llamados Hunahpú e Ixbalanqué. Allá en el campo nacieron.
Luego arribaron a la morada, pero no podían conciliar el sueño.
-¡Anda a arrojarlos afuera!, dijo la anciana, porque realmente es mucho el ruido que generan. Y enseguida fueron los colocaron sobre un hormiguero. Allí durmieron plácidamente. Luego los quitaron de ese lugar y los colocaron sobre las espinas.»
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