En el Estado Tlaxcala de México, la desbordante imaginación de su gente permitió la creación de historias fantásticas que hoy forman parte de su rica tradición cultural y cuya difusión fue impulsada por la generosa franqueza de estos. A través de este artículo, te invitamos a que te adentres a conocer las Leyendas de Tlaxcala más conocidas.
Índice de Contenido
Leyendas de Tlaxcala
Durante esta ocasión, te contaremos relatos que emergieron en esta tierra y fueron popularizadas por todos sus habitantes y en todo México. Hay que destacar, que no se tiene la veracidad de estas historias; sin embargo, esto no le quita la capacidad de poner la piel de gallina o de quitarle el sueño a cualquiera con estos cuentos de terror. A continuación, te presentamos algunas de las leyendas de Tlaxcala:
Charro Negro
En este relato, debemos ubicarnos exactamente en el municipio de San Pablo del Monte. Donde se relata acerca de la aparición de un hombre al que llaman el Charro Negro, este es retratado como una persona con rasgos finos, extremadamente amigable y que usualmente usa una impecable vestimenta de charro con abrigo todo de negro con detalles dorados o plateados, unas botas, un sombrero y un caballo negro azabache.
Los lugareños hacen mención, de que este hombre amigable tiende acercarse a las personas, preferiblemente si son mujeres que transiten de noche por las calles de esta localidad.
El Charro Negro primeramente se acerca de una manera cordial y amable, tratando de establecer una conversación; en muchos casos, generalmente acompaña a las personas solo en el caso en que se encuentren en una carretera que de a una iglesia, esté solo partirá de la misma manera que se presentó para posteriormente desaparecer.
En el caso de que sean mujeres, las invita a montar su caballo, y si alguna de ellas acepta al montarse en el caballo este comenzará a correr hasta el punto de desaparecer, llevándose a las desafortunadas que acepten su propuesta.
La versión original contada por personas mayores dice que el Charro Negro se aproxima a las personas en horas tarde de la noche, ofreciendo una cuantía considerable de monedas doradas de oro canje de sus almas o la de otra persona.
El Oro de Carranza
Una de las leyendas de Tlaxcala se concentra en la ciudad de Tetla, donde se rumorea que el «oro de Carranza» estaba guardado secretamente en algún lugar de esta localidad, el contenido de este hace referencia a barras de oro y dinero metálico patrimonio del tesoro nacional de México. Este tesoro según apareció de acuerdo a algunos lugareños, cuando Venustiano Carranza huyó de Álvaro Obregón con toda una fortuna transportada en tren.
Cuando se llegó a la ciudad de Apizaco, el tren interrumpió su marcha frenando la locomotora donde algunos lugareños se arriesgaron en saquear parte de la carga que estaba en cajas, que escondieron en las casas o sepultaron en sus terrenos. No obstante, los hombres de Venustiano Carranza lograron sorprenderlos y después de esconder el tesoro y maldecir a quienes lo hallaron, así está una leyenda se estableció alrededor del oro de Carranza.
Tiempo después, un pastor estaba caminando en el campo buscando a uno de sus terneros, en su momento de encontrarlo se topó con una caja llena de monedas doradas. Contento con el descubrimiento, guardó todas las monedas que pudo en sus bolsillos, pero no pudo llevarlo todo.
Entonces fue al pueblo y allí les dijo a sus vecinos que había una caja llena de monedas. Todos lo acompañaron al lugar muy emocionados. Cuando llegaron allí, vieron la caja, pero nada del tesoro, en lugar de monedas, había cenizas. Los aldeanos, que ya habían sido convencidos explotaron de ira pensando que habían sido engañados tontamente, esto produjo que atacaran al pastor hasta dejarlo sin vida.
Al pasar el tiempo, las personas de esta localidad olvidaron por completo el fatal desagradable incidente. Es así, como en los años de 1930, dos jóvenes que paseaban a las cercanías de un barranco cayeron sobre una caja la cual casi en el acto se abrió, mostrando un cúmulo de brillantes y hermosas monedas doradas.
Esta pareja de jóvenes, sustrajeron de la caja parte del tesoro y partieron a sus casas, donde comentaron a sus familiares del encuentro, contenido y lugar del raro tesoro.
Casi de inmediato, el relato volvió a producir el mismo desenlace final que al principio, ambas familias salieron en búsqueda del tesoro donde solo consiguieron cenizas. El padre de la joven estalló con una extraña furia, acusando al novio de su hija de haber abusado de ella; el padre del joven defendió a su hijo violentamente, y allí ambos hombres tuvieron una pelea sangrienta hasta que ambos murieron.
Con el pasar de los tiempos, surgieron historias de personas que de la noche a la mañana, fueron poseedoras de una gran fortuna. Este fue el caso de Susana, existe el relato que la mujer encontró parte de esta fortuna, con la cual la dedico a una vida suntuosa para ella. cuando se le cuestionaba, sobre la procedencia de su dinero, está contestaba que era producto de las ganancias laborales de su esposo, las cuales este le hacía llegar desde el extranjero.
El esposo de esta regreso, y muchos se percataron que no ostentaba la riqueza que dicha mujer decía que este poseía. El hombre de inmediato, vio como su mujer se había hecho hacedora de una vida llena de lujos, y que había entablado una relación con otro hombre. Sin embargo, Susana le dijo a su esposo que la olvidara y partiese muy lejos, por lo que el esposo cegado por el dolor del rechazo y engaño procedió a asesinar al amante de su muje; posteriormente este huyó, y nuevamente se le adjudica una desgracias y suceso fatídicos más al oro de Carranza.
El hombre que vendió su alma al Diablo
Este hecho se remonta de cuando la calle Reforma Norte y Plazuela del Dulce Nombre, conocidas anteriormente con el nombre de Iturbide. El relato de esta leyenda de Tlaxcala, describe la vida de un hombre humilde llamado Ramón de profesión zapatero que vivía con su esposa en una rancho pobre, ubicado en lo que ahora es la calle Reforma Norte en la ciudad de Huamantla.
La pobreza extrema que invadía la vida de este y la de su familia, trajo como consecuencia constantes reproches y quejas de su desesperada cónyuge, esta le recalcaba que si continuaban en este estado, morirían de hambre en algún momento. El pobre zapatero angustiado por esas palabras pesadas y quejas continuas, recitaba palabras llenas de resentimiento, como: ¡que mala suerte la mía!, madrugo todos los días para trabajar hasta altas horas de la noche y no puedo escapar de esta vida tan miserable; juro que si el diablo me diera dinero, le entregaría mi alma.
Tiempo después, los cercanos a este hombre comenzaron a comentar como lo habían visto salir por varias noches a lugares desconocidos donde aseguraban este iba a reunirse con Satanás. A los dias siguientes, despues de montar a caballo durante las rondas nocturnas que se habían hecho costumbres en la vida de este, al regresar este vino con un gran cúmulo de dinero.
Luego de llegar con esa suma de dinero, la vida de este y su familia de inmediato comenzó a cambiar notablemente; cesaron los reproches de la mujer y la angustia del hombre acabó. Invirtieron en comida y vestimentas, además esto trajo consigo que el hombre ya no trabajase como antes llevando una vida colmada de vicios como la bebida.
Pero asi como todo tiene su límite, un día el hombre decayó en salud delicadamente, permaneció en su casa donde al cabo de unos días padeció en agonía rápidamente. Para su funeral, su esposa le compró un elegante ataúd y ordenó una buena comida para entretener a los compañeros que lógicamente lo acompañaban en sus exequias.
A las horas, la procesión fúnebre partió hacia el templo del dulce nombre en el cementerio del adyacente en el cual sería sepultado Ramón, entraron a la plaza frente a este templo cuando de repente todos escucharon desde la distancia un ruido ensordecedor producido por un torbellino, que casi de inmediato empezó a tumbar las ramas a árboles y los techos a algunas casas cercanas al lugar. Momentos después, cruzó este fenómeno sobre este grupo de personas que acompañaban al difunto hasta su último lugar de descanso eterno.
El choque de este con las personas, hizo que las personas que cargaban el féretro perdieran un poco la orientación dificultando la carga del difunto. Asimismo, de inmediato se detuvieron los cantos funerarios que se escuchaban al unísono. Los participantes tuvieron que cubrir sus ojos para protegerse del viento cargado de polvo que los rodeaba; sin embargo, al mirar el torbellino detalladamente cuando este se alejaba, en la cima de este pudieron visualizar la extraña silueta de un hombre, algunos suponían que eran vestiduras que encontró durante su recorrido.
Después de haberse recuperado todos los acompañantes de la procesión del aturdido paso del torbellino terrorífico, los que sostenían el féretro por ciertas circunstancias necesitaron descansar la acraga en este lugar, habiéndose percatado que el peso del difunto había mermado considerablemente.
Antes de sepultar al hombre, la viuda y algunos parientes abrieron el féretro para despedirse de su ser querido, para mirarlo y darle un último adiós. Para la sorpresa de todos, el cadáver había desaparecido y encontraron unos sacos dentro del ataúd lleno de monedas de oro y las mismas desprendían un olor desagradable.
Horrorizados todos huyeron despavoridos y haciendo deducciones acerca del hecho. Algunos comentaron en voz baja, otros exploraron mirando hacia el cielo el curso que había seguido el torbellino, y una mujer que se alejó de la meditabunda, mientras reflexionaba sobre su rostro asombrado, persignándose exclamó: ¡se lo llevó el diablo en el cuerpo y el alma!.
El Nahual
En algunos lugares en los tiempos prehispánicos, se creía que todo ser humano tenía un espíritu animal. Este espíritu atribuía ciertas características a la persona. Por lo tanto, si una mujer llego a este mundo con un espíritu de águila, esta podría tener una visión más ampliada. Al referirse al estado de Tlaxcala, se dice que el nahual también era una bruja con el poder de convertirse en un animal; de allí se dio origen a la siguiente leyenda.
Durante una noche avasallada por la tranquilidad, un grupo de cazadores caminaron en busca de presas en los montes del actual municipio de Chiautempan. Las ramas de los árboles se encontraban plenamente inmóviles, prácticamente no se escuchaba ningún sonido, excepto por el espeluznante movimiento de algo oculto en los matorrales; agotados por hallar animales, los cazadores avanzaron lentamente y de repente, algo despertó su somnolencia.
Allí a lo lejos, vieron la silueta de un enorme perro negro mirándolos. El perro no hizo nada; permaneciendo en un estado estático, como si fuera una estatua. Uno de los hombres pensó que podría ser útil para ellos, entonces decidieron acercarse y capturar al perro. Pero tan pronto como estuvieron a menos de dos metros, el perro comenzó a ladrar y mostrar los dientes, en él se mostraba en sus ojos una violencia inusual.
Los cazadores asustados le dispararon en la pata, esto hizo que el perro inmediatamente se escabullera. Los hombres lo persiguieron hasta que llegar a una pequeña casa extraña y poco iluminada en el bosque, llamaron a la puerta para advertir a la gente que había un perro salvaje y furioso en los alrededores, cuando abrieron solo vieron al dueño de la casa.
Este de inmediato los invitó a entrar en la cabaña, donde los cazadores al entrar se asombraron al ver la fortuna del hombre. En el momento que los cazadores interrogaban al hombre de la casa si había avistado a un perro, el hombre se limpiaba una lesión que se veía muy reciente en su pierna. Al rato, los cazadores abandonaron la casa y dejaron las zonas verdes partiendo al pueblo más cercano.
Cuando llegaron a este, decidieron pernoctar en dicha localidad, sin embargo primero quisieron pasar a un bar y tomar algo antes del descanso. Al estar en el bar, entre la conversación entre ellos de lo sucedido en ese dia de caza, decidieron relatar los sucesos al encargado del local.
Al escuchar, el encargado les explicó a los cazadores forasteros, que ese perro no era más que el hombre que vivía en esa pequeña casa del bosque, que hace algún tiempo había vendido su alma al diablo; donde el demonio le había concedido el poder de la transformación a perro para robar muchas tesoros.
El encargado del bar, también les advirtió que su ambición podría ser muy peligrosa, por lo que les aconsejo que traigan consigo siempre un crucifijo y un cinturón de piel de víbora, una prenda utilizada para que el nahual pueda volver a convertirse en un hombre.
La Tlahuelpuchi
Esta es una de las leyendas de Tlaxcala que es de tiempos prehispánico, en esta se hablan de unos especímenes extraños a los que eran identificados como tlaltepuchis, que en idioma náhuatl es identificado como «sahumador luminoso». Los tlaltepuchis originalmente fueron un grupo de nahuales, que poseían la capacidad de transformarse en animales además de ejecutar acciones inhumanas y sanguinarias; en la actualidad se le vincula con las brujas.
Estas eran simples mujeres a los ojos de todos, a quienes los dioses han dado un regalo que algunos usan maliciosamente. Las mujeres que poseen estos poderes los descubren al llegar a la etapa de la pubertad, específicamente cuando tienen su primer período. Es en ese momento, que entran en conocen y exploran la gran energía poderosa; con el tiempo y la práctica aprenden a desarrollar su poder, hasta dominar la habilidad de transformarse en un animal.
De acuerdo a los relatos, estas al transformarse en un animal desprenden una especie de destellos lumínicos que advierten de su presencia. Inclusive, en los tiempos actuales muchas personas han manifestado haber visto estos destellos que aparecen de manera intermitente.
Estos seres tienden a ser dominantes con su territorio y, en comparación a las brujas de otros lugares lejanos, no viven ni laboran conjuntamente, sin embargo estas se reconocen cuando poseen su representación humana, guardando distancia entre ellas y respetando el espacio de cada una, ya que tienen la tendencia de ser exageradamente violentas. La única manera de acercarse unas a otras, es cuando existe un peligro en común el cual no puedan solventar de manera individual.
Estas jamás agreden a sus seres queridos, a menos que un ser querido revele el secreto de su realidad a otras personas. Además, los tlahuelpuchis tienen un apetito predilecto por la sangre de humanos, primordialmente la de infantes, que son sus víctimas preferidas, atacandolos en su aspecto oculto de animal o en forma de neblina que se cuela por las puertas y ventanas de las casas.
El Ahorcado
Una de las leyendas de Tlaxcala que hace lugar en la ciudad de Tetla, narra que al lado de la Iglesia de Santiago existía un árbol que no poseía vida alguna parecía un tronco seco, en este árbol según relatos fue utilizado para acabar con la vida de un hombre al que lo denominaron como el ahorcado.
Según cuenta, hace mucho tiempo llegaron a esta localidad muchos viajeros que tenían como destino dirigirse a la Ciudad de México o Veracruz. Estos para descansar, decidían quedarse en la posada del pueblo, un lugar dirigido por un andaluz de mal genio que tenía una hija llamada Gloria cuya belleza era un tema de conversación por todos los lugareños. Muchos eran los pretendientes que la admiraban en secreto, pero ninguno se atrevía a decir una palabra, por miedo al padre.
Al igual que los viajeros, también llegaron un grupo de forajidos con indumentaria con botones y espuelas de plata, por tal razón eran conocidos como «los plateados», estos eran solicitados y buscados por los organismos de seguridad de aquella época. Estos hicieron su entrada a la posada del pueblo, nada mas con solo mirar el aspecto de cada uno y presencia asustaban a cualquiera.
Aquí solicitaron de manera cortés los servicios de comida y bebida; sin embargo, en un momento uno de ellos comenzó a discutir violentamente con uno de sus compañeros, la única persona que fue capaz de llevarle el pedido a estos fue Gloria. Es allí, cuando Evaristo el más temible de ellos fija mirada con la joven, y le dio las gracias y le dijo que dentro de poco ella moriría, a lo que Gloria casi de inmediato le respondió amablemente que era mejor vivir.
Durante esa breve plática, el jinete se ofreció a visitarla a lo cual la joven sin pensar aceptó diciéndole que fuera de noche y llamará tocando tres veces a su balcón. Pasó una semana y el misterioso hombre apareció en medio de la noche, se acercó al balcón de Gloria y golpeó tres veces, la joven lo recibió feliz y a su vez estaba sorprendida de que por primera vez un hombre carismático, se atreviera a desafiar a su padre. Asi como esta noche, ambos juntos pasaron innumerables, hasta que alertaron al padre de la joven sobre sus escapadas nocturnas.
De inmediato, el padre de la joven decidió a acabar con este amorío, solicitó la ayuda de varios hombres para preparar la emboscada que daría con la captura de Evaristo. Un día cuando Evaristo fue nuevamente a visitar a su amada Gloria, está al estar ya por enterada del maquiavélico plan de su padre comienza a gritarle a su amor que no se acerque y que huya lejos; sin embargo, ya era demasiado tarde la cacería había comenzado y las rafagas de balas hacía Evaristo eran incontables hasta herirlo.
Los hombres agarraron a Evaristo, tomaron una soga y posteriormente lo colgaron a un árbol. Pero de repente, Gloria apareció a caballo y cortó la cuerda del ahorcado con un solo corte, seguidamente ambos huyeron galopando bajo una lluvia de balas. En un instante, los disparos se detuvieron en el momento en que se vio la imagen del caballo en la distancia sin jinetes. Al buscarlos, tomaron a Gloria quien ya estaba muerta y a Evaristo quien estaba gravemente herido, terminaron colgándolo del mismo árbol.
No obstante, al rato de haberlo colgado todos fueron sorprendidos y aterrorizados cuando el cuerpo del ahorcado desapareció sin ninguna explicación y, segundos después oyeron como un caballo relinchaba a lo lejos, siendo cabalgado por Evaristo junto a Gloria. Desde ese suceso, cuando se celebran las festividades de Tetla se dice que nadie debe transitar por debajo del árbol donde fue fulminada la vida del ahorcado, ya que se manifiesta el espectro fantasmal de un caballo veloz, que va montado por un jinete y una joven cuya cara es una calavera.
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