Origen del mito de Orfeo: El músico mortal

Su música, igual que el agua que brota fresca de un manantial propicia la vida en su milagroso esplendor, porque su voz seduce tanto a los hombres y mujeres como al tímido ciervo como a la más agresiva fiera y hasta los árboles y las piedras lo obedecen. El Mito de Orfeo es una de las páginas más fascinantes de la antigüedad griega.

MITO DE ORFEO

Índice de Contenido

Mito de Orfeo

Como en todos los mitos en el mito de Orfeo se mezcla la fantasía, el simbolismo y la enseñanza con un fondo imprescindible de realidad que le da el peso específico necesario para trascender el paso de los siglos.

Origen del Mito

La referencia más antigua que se tiene del mito de Orfeo se encuentra en un fragmento del poeta lírico griego del siglo VI a.C. Íbico que contiene solo dos palabras: onomaklyton Orphēn (Orfeo famoso de nombre). Aunque no es mencionado ni por Homero ni por Hesíodo para mayoría de los historiadores antiguos fue un personaje real con lo excepción de Aristóteles quien mantenía que nunca existió. El célebre poeta épico griego Píndaro se refiere al él como el “padre de los cantos” y además dice que su padre fue el rey de los tracios Eagro con la musa Calíope.

La versión más aceptada del mito de Orfeo dice que es hijo del dios de las artes Apolo y de la musa de la poesía épica y de la elocuencia Calíope, motivo por el cual Orfeo es un ferviente devoto del dios Apolo. Se dice que fue Apolo quien le enseñó música a Orfeo y además le entregó la lira que había fabricado su medio hermano el dios de los viajeros, Hermes con el caparazón de una tortuga como caja de resonancia.

Los antiguos griegos consideraban a Orfeo el músico y poeta más grande de la humanidad, manteniendo que si bien el dios Hermes creó la lira, Orfeo la mejoró haciéndola perfecta. El poeta lírico griego Simónides de Ceos mantenía que el canto y la música interpretada por Orfeo hechizaba a los pájaros, los peces y los animales salvajes, que podía variar el curso del agua de un río y hacer que los árboles y hasta las rocas inanimadas bailaran.

Según el mito de Orfeo fue uno de los pocos mortales que bajó al inframundo y volvió de él, logrando estremecer con su música al mismo Hades. La referencia más antigua donde se menciona este viaje al inframundo de Orfeo es una pintura del artista del siglo V a.C. Polígono descrita por el viajero y geógrafo del siglo II de nuestra era Pausanias sin mencionar a Eurídice.

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Eurípides y Platón hablan de descenso de Orfeo al inframundo en búsqueda de su esposa sin mencionar el nombre de ella. Un relieve del año 400 a. C. muestra a Orfeo y su esposa junto a Hermes. Por su parte el poeta griego Hermesianax la llama Argiope.

Algunos autores atribuyen a Orfeo la enseñanza de la medicina lo que normalmente se le asigna al dios de la medicina Asclepios o al mismo Apolo; la escritura atribución de Cadmo y la agricultura donde Orfeo asume el papel del semidiós Triptolemo. También se dice que Orfeo era un vidente y un augur, practicante de la magia y de la astrología. Fundador de los cultos a Apolo y al dos de la vendimia Dionisio y coautor de los ritos misteriosos de los cultos órficos.

Según Píndaro y Apolonio de Rodas, Orfeo se embarcó en El Argos y contribuyó en la búsqueda del vellocino de oro de Jasón y sus Argonautas como arpista. Según el mito de Orfeo domesticó leones y tigres y enseñó a los caníbales a alimentarse de frutas según Aristófanes y Horacio. Sin embargo Horacio mantiene que Orfeo solo transmite orden y civilización a los salvajes.

Según el historiador y geógrafo griego Estrabón (64 a. C. – c. 24 d. C.) Orfeo vivió y murió en un pueblo cerca del Olimpo:

«Algunos, por supuesto, lo recibieron de buena gana, pero otros, ya que sospechaban un complot y violencia, se combinaron contra él y lo mataron»

Estrabón lo califica como un mago y músico tramposo y charlatán que utiliza sus artes para hacer dinero. El poeta trágico griego Eurípides relaciona a Orfeo con Dioniso, el inframundo y las musas en su tragedia “Reso”, se refiere a su influencia mágica sobre árboles rocas y bestias en “Medea”, “Ifigenia en Áulide”, “Las bacantes” y en “El Cíclope”, califica sus poderes como infernales en “Alcestis” lo relaciona con las orgías bacanales en “Hipólito”, En la obra “Hipsípila” Orfeo es contramaestre en El Argos.

Platón también hace continuas referencias al mito de  Orfeo en “Simposio” dice que es hijo del rey de Tracia Eagro, lo califica de músico e inventor en “Sobre la Ilíada” y en “Leyes”, hace referencia al poder mágico de su lira en los diálogos de “Protágoras”. En “Simposio” da una versión original sobre el descenso de Orfeo al inframundo, dice que como el poeta buscó la forma de bajar al inframundo sin morir los dioses de la oscuridad lo castigaron mostrándole sólo un fantasma de su esposa y condenando a morir en mano de mujeres.

Mitología

En el mito de Orfeo se mezclan realidades con historias fantásticas llenas de asombrosos peligros y siempre con un fondo romántico que seduce.

Nacimiento

El padre de Orfeo fue el rey de Tracia Eagro según Apolodoro y un fragmento encontrado atribuido a Píndaro, otras versiones dicen que Orfeo es hijo del dios Apolo, su madre era Calíope musa de la poesía épica y de la elocuencia o su hermana Polimnia musa de la danza o de una hija de Piero rey de Empatía o, finalmente, de Menippe hija del aedo tracio Tamiris.

Según el escritor Ioannes Tzetzes, Orfeo nació en Visalia en Macedonia Central y se residenció en Pimplea cerca de Dión y del Monte Olimpo. Estrabón también asegura que Pimplea fue su lugar de residencia. Según Las Argonáuticas la obra más importante de Apolonio de Rodas Pimplea fue donde celebraron nupcias Eagro y Calíope.

Cuando Orfeo y sus ocho hermanas vivían en el Monte Parnaso conoció a Apolo cuando el dios estaba enamorando a la musa de la comedia Talía. Apolo le regaló a Orfeo una lira dorada y le enseñó a tocarla, mientras tanto su madre, Calíope le enseñó a hacer versos y a cantarlos. Otra versión dice que estudió en Egipto.

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Según versiones del mito de Orfeo trajo a la isla de Egina el culto a la antigua diosa griega Hécate asociada a la protección de la familia y también a la nigromancia y a la hechicería. Llevó a Laconia el culto a Deméter diosa griega de la agricultura.

Los Argonautas

Según sostiene el historiador y geógrafo griego Heródoto el centauro Quirón aconsejó a Jasón que llevara con él en El Argos a Orfeo en su búsqueda del Vellocino de Oro, ya que solo con la ayuda del poeta podrían superar a las terribles sirenas.

El viaje emprendido por Jasón y sus argonautas es un viaje a lo desconocido, un viaje lleno de peligros al más allá, es por ello que la magia de la música de Orfeo adquiere una importancia invaluable. El propio Jasón se traslada a Tracia a convencer a Orfeo que los acompañe. Los argonautas reciben con genuino júbilo al poeta cuando este acepta acompañarlos.

Los remeros llevan el ritmo con alegría y sin fatiga gracias a la magia de la hermosa melodía interpretada por Orfeo. Las hijas de Aqueloo, las sirenas de dulces cantos, siempre se encuentran al acecho de los desprevenidos viajeros en la isla de Antemesa.

Cuando el Argos se acerca a las escarpadas atalayas de la isla se comienzan a oír las sonoras voces de las sirenas con un seductor canto que invita a navegar directo a las filosas rocas. Ya es timonel siente el hechizo y sin siquiera intentar resistirse dirige la proa hacia donde le ordenan las dulces voces.

Entonces Orfeo tomó su lira y entonó con su increíble voz un canto a los dioses que opacó la voz de las seductoras sirenas. Enseguida el timonel recobró su conciencia dio vuelta alejándose del peligro y los remeros imprimieron un ritmo que aceleró el paso.

Solo Butes, hijo de Teleonce, siguió hechizado por las pérfidas sirenas y viendo como la nave se alejaba se lanzó a las fuertes olas y comenzó a nadar siguiendo las voces y ya estaba a punto de caer en las garras de las sirenas cuando Afrodita se apiado de él rescatándolo y se lo llevó a el monte Lilibeo en Sicilia.

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Orfeo en el inframundo

Después de su viaje en El Argos con Jasón y los argonautas en búsqueda del vellocino de Oro, Orfeo regresa a su patria, Tracia, allí conoció a la ninfa Eurídice. Eurídice es una ninfa auloníade de Tracia, las ninfas auloníade son propias de los pastos de las montañas y los valles que a menudo se encuentran con el dios de los rebaños Pan y con él retozan y juegan alegremente por los campos.

Eurídice y Orfeo de inmediato quedaron prendados el uno del otro. Orfeo le solicitó a Zeus su autorización para casarse con la hermosa ninfa y el poderoso dios muy complacido de la unión se lo concedió.

Después de celebrado el matrimonio la enamorada pareja comenzaron una vida llena de alegrías colmadas con un tierno y a la vez apasionado amor. Eurídice no olvidaba a sus hermanas las ninfas y siempre se encontraba con ellas y hacían agradables paseos por el bosque. Un día se paseaba con sus hermanas por el mismo bosque donde cazaba el hijo de de Apolo y Cirene, el dios menor Aristeo.

El cazador al ver a la hermosa ninfa quedó impresionado por su belleza y quiso seducirla, Eurídice al entender las intenciones del dios emprendió rápida la huida pero en su apresurado paso pisó a una serpiente que dormía que la mordió causándole enseguida una dolorosa muerte.

Cuando Orfeo se enteró de la muerte de su amada esposa se fue a orillas del río Estrimón y allí, entre lágrimas y lamentos, interpretó tan tristes canciones que la corriente del río se detuvo, las ninfas no dejaban de llorar.

Los dioses, conmovidos por tan lastimeros lamentos, aconsejaron al poeta que no se resignara a la pérdida de su adorada esposa y que se atreviera a bajar al inframundo en búsqueda de la razón de su vida. El enamorado poeta olvida sus temores y decide seguir las recomendaciones de los dioses.

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Pero el camino al inframundo es largo y lleno de espeluznantes peligros. Al llegar junto a Caronte entono un dulce canto que conmovió el endurecido corazón del rudo barquero quien no se negó a transportarlo en su barca por las horribles aguas del río Aqueronte.

Después Orfeo tuvo que enfrentar con Cerbero, el monstruoso can de tres cabezas encargado de proteger la entrada del inframundo. De nuevo, utilizando la magia de su hermosa voz pudo apaciguar la furia del formidable vigilante y continuar su viaje.

Siempre acompañado de su música Orfeo se adentra en el sombrío mundo subterráneo, deteniendo por unos instantes el suplicio de los condenados con la magia de su melodía y de sus versos. Por un instante Sísifo pudo descansar de su eterna condena al quedar la piedra que transportaba suspendida, los buitres que devoraban incansables al infeliz Prometeo se detuvieron para escuchar embelesados la bella música. Tántalo olvidó su eterna hambre y su sed al escuchar la voz de Orfeo.

Con el corazón oprimido por todos los horrores contemplados el desesperado Orfeo llegó por fin frente al poderoso señor del inframundo el dios Hades y su esposa Perséfone.

Con suplicantes palabras y siempre acompañado con su hermosa música el poeta pidió al señor de la oscuridad autorización para llevarse a su adorada esposa de nuevo al mundo de los vivos. Hades le contestó que su fama de extraordinario y excelente músico y poeta ya había llegado anteriormente al inframundo, pero solo después de escucharlo estaba convencido de la verdad de todas las leyendas.

Hades conmovido por la música y por el amor demostrado a su esposa acepto complacer su petición, pero Perséfone los detuvo y les puso una terrible condición. Le dijo que mientras estuvieran en el inframundo no podía mirar en ningún momento a Eurídice, que debía caminar delante de ella sin hablarle ni volverse a mirarla hasta que hubiesen salido del inframundo y los rayos del sol iluminaran totalmente a su esposa, si no lo hacía así la perdería para siempre. Orfeo aceptó la condición y emprendió el regreso seguido por Eurídice.

Orfeo resistió durante todo el trayecto el deseo de mirar a su amada Eurídice, a pesar de que no escuchaba nada y no estaba seguro si ella lo seguía. Cuando llegó ante Caronte este se alegró de verlo y dijo sentirse feliz de poder llevarlo de nuevo al mundo de los vivos.

Cuando, después de un largo y angustioso viaje llegaron al mundo exterior, Orfeo no soportó más y se volvió con impaciencia a ver a su amada esposa, pero Eurídice todavía tenía un pie en el camino del inframundo al que todavía no llegaba la luz del sol. Orfeo vio horrorizado como su amada se convertía en una columna de humo que se desvanecía lentamente perdiéndola para siempre.

Muerte de Orfeo

Según una versión del mito de Orfeo contada por el poeta romano Ovidio, Orfeo trató de regresar en búsqueda de su esposa Eurídice al inframundo, pero, a pesar de utilizar toda la magia de su voz el barquero Caronte se negó a transportarlo estando vivo. Víctima de la desesperación y de un terrible dolor Orfeo se fue al Monte Ródope en Tracia.

Internado en las montañas, Orfeo solo lloraba y pasaba las horas del día interpretando tristes melodías que estremecía todo el bosque. Orfeo rechazó las insinuaciones de las ninfas y de muchas mujeres que, seducidas por su canto, se acercaban a él con intenciones amorosas.

Las bacantes tracias oyeron su música y su hermosa voz y trataron de seducirlo, pero él, fiel al recuerdo de su amada Eurídice las rechazó con violencia. Las mujeres al ser rechazadas de una manera tan firme y grosera se sintieron ofendidas y lo apedrearon con furia hasta causarle la muerte y luego, ya presas de un éxtasis sangriento lo desmembraron y esparcieron sus restos por todo el bosque.

Su cabeza y su lira fueron lanzadas al río Hebro cuya corriente la llevó al mar llegando cerca a la isla de Lesbos. Según el mito de Orfeo la cabeza seguía cantando a su amada mientras flotaba sobre las aguas.

Mientras la cabeza flotaba sobre las aguas del mar, una sapiente trató de tragársela y Apolo la convirtió en piedra. Dionisio castigó a las bacantes tracias por el crimen cometido en contra de Orfeo convirtiéndolas en arboles. Las almas de Orfeo y Eurídice se unieron en el inframundo donde permanecen juntas por toda la eternidad.

Eratóstenes recogió uno versión del mito de Orfeo contenida en una obra extraviada de Esquilo donde el dramaturgo sostiene que Orfeo no quiso seguir presidiendo los misterios del culto a Dionisio y decidió considerar como deidad principal a quien rendirle culto al dios del sol Helios identificándose con el dios Apolo.

El dios del vino y de la fertilidad se sintió ofendido por esta decisión y ordenó a la ménades que atacaran a Orfeo Las seguidoras de Dioniso encontraron a Orfeo en el monte Pangeo y lo despedazaron. Las ninfas recogieron los miembros mutilados del poeta Las ninfas recogieron los miembros de Orfeo y los enterraron cerca del monte Olimpo en Libros. Zeus convirtió a su lira en una constelación.

Existen otras versiones sobre su muerte contenidas en el mito de Orfeo. El historiador y geógrafo griego Pausanias, cuenta que quienes mataron a Orfeo fueron mujeres embriagadas por el vino a quienes él las obligaba, seducidas por su música,  a seguirlo a todas partes, desde ese momento se estableció la costumbre de que los hombres solo salían a combatir después de tomar vino, según el historiador.

Otra versión del mito de Orfeo dice que Zeus mató a Orfeo con sus rayos, furioso porque reveló a los hombres los secretos que había descubierto en su viaje al inframundo.

Según otra versión del mito de Orfeo sobre su muerte sostiene que después que Orfeo vio que Eurípides no lo seguía al salir del inframundo, se suicidó. El escritor latino Cayo Julio Higino da dos versiones diferentes sobre el mito de Orfeo referentes a su muerte, La madre de Orfeo, Calíope falló en contra de Afrodita cuando sirvió de juez cuando la diosa de la belleza se enfrentó con Perséfone por la posesión de Adonis.

En venganza por esta decisión que le parecía injusta, Afrodita hechizó a las mujeres tracias para que se enamoraran todas de Orfeo con tanta desesperación que en su deseo de poseerlo lo despedazaron.

Cayo Julio Higino también sostiene que las mujeres tracias se sintieron ofendidas por el comportamiento de Orfeo ya que fue él el primer hombre que mantuvo relaciones con otro hombre y por eso, enfurecidas lo despedazaron. Por su parte el filósofo Platón es de la opinión lo castigaron los dioses, condenando  a morir en mano de las mujeres, por su cobardía al no morir por su amada como lo hizo la hija de Pelias, Alcestis  quien prefirió morir ella ofreciendo su vida a cambio a la de su marido Admeto.

El mito de Orfeo sostiene que su tumba estaba en Libetros. Según esta tradición el Oráculo de Dioniso hizo una predicción según la cual la ciudad de Libetros sería destruida por un jabalí enfurecido cuando los retos del poeta Orfeo sean tocados de nuevo por la luz del sol.

Según el mito un pastor se quedó dormido junto a la tumba de Orfeo y entre sueños cantaba versos propios de Orfeo.  Otros pastores, leñadores y agricultores que se encontraban laborando por la zona escucharon los dulces verso y se acercaron.

Fueron tantos los que se acercaron con el deseo de escuchar que al poco tiempo comenzó una pelea general por estar más cerca del pastor cantante, la pelea se pronto fue tan violenta y agresiva que terminaron rompiendo la columna que sostenía los restos del poeta quedando estos expuestos al sol.

Esa noche cayó una lluvia tan torrencial que el río Sys (jabalí), proveniente del monte Olimpo, se desbordó y causó una inundación que destruyó completamente la ciudad de Libetros matando a todos sus habitantes y acabando con todos los animales. Después los restos de Orfeo fueron llevados a Díon en Pieria, Macedonia.

Según el mito de Orfeo se dice que los restos del gran poeta y músico se encontraban colocados en una columna ubicada en el camino que conduce a la ciudad de Díon hasta el monte Helicón en Pieria, Macedonia. Cerca de esa vía pasa el río Helicón que se esconde bajo tierra para salir a la superficie unos kilómetros más adelante, según el mito de Orfeo el río era anteriormente totalmente superficial y a partir de la muerte del poeta Orfeo se esconde bajo tierra para impedir que se purifiquen con sus aguas aquellas mujeres que mataron al insigne músico Orfeo.

Poemas y Ritos

A Orfeo se le atribuyen gran cantidad de poemas religiosos, de ellos sólo sobreviven dos completos: un grupo de himnos y la Argonáutica Órfica compuestos entre el siglo VI al siglo II a.C. Solo existen fragmentos del papiro de la literatura órfica anterior al siglo VI a.C y menciones de autores posteriores.

Además de servir de base para relatos mitológicos los poemas órficos se recitaban en rituales de purificación. El filósofo griego Platón cuenta que sacerdotes mendicantes ofrecían a los creyentes adinerados purificaciones que limpiaban los crímenes que hubieran cometido ellos  o sus antepasados mediante hechizos o sacrificios que se basan supuestamente en libros de Orfeo y Museo en prácticas a las que llamaban “iniciaciones en los misterios”

A continuación le dejamos algunos enlaces de su interés:

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